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viernes, 20 de diciembre de 2013

Mentiras y Mitos de la sexualidad masculina


Sexualidad masculina: mitos y verdades

El deseo, la erección, el tamaño del pene, la edad... Muchas son las falsas creencias que, motivadas por actitudes machistas o simplemente desconocimiento, circulan acerca de la sexualidad de los hombres. El reconocido sexólogo Juan Carlos Kusnetzoff las aclara.





Hay una idea muy difundida en la población masculina: los varones no tienen por qué instruirse sobre sexo pues ya lo saben todo. Sin embargo, saber, conocer y conocerse, lejos de ser una señal de debilidad, puede ser la llave para mejorar su vida íntima y la de sus parejas.


Mito 1: El tamaño del pene influye en el placer

Este asunto da origen a un frondoso fabulario. Primero, algunas aclaraciones: el tamaño del pene oscila muchísimo entre hombre y hombre y, a su vez, no existe relación entre el tamaño corporal y el tamaño peneano.

Desde tiempo inmemorial, se ha asociado un pene grande a la fuerza y al poder. Por eso, no es extraño que absolutamente todo lo supuesto como fortaleza, potencia sexual o virilidad esté colocado sólo en sus proporciones.

Es preciso decir que el placer de un hombre y una mujer no tienen absolutamente nada que ver con el tamaño del pene. Y por una sencilla razón: sabemos -con seguridad- que el área de mayor sensibilidad femenina es el clítoris y la entrada del conducto vaginal. Entonces, todo órgano masculino capaz de rozar firmemente la zona inicial de la vagina estará tocando directa o indirectamente el clítoris y la parte anterior vaginal. Con eso es suficiente.

Lo importante es que en el momento del coito la pareja en conjunto busque la zona de mayor sensibilidad. Ser un buen amante no reside en la anatomía y sí en el aprendizaje, la sutileza, el buen gusto y el interés por el otro.


Mito 2: Cuanto mayor la frecuencia, mayor el desgaste (sexual, físico, etc.)

Esta creencia, tan difundida como falsa, supone que el hombre tiene un “stock” de orgasmos ya determinado congénitamente. Y una vez superado ese límite, la vida sexual está terminada.

La verdad es exactamente lo opuesto. La sexualidad es como un acumulador, una batería de automóvil: cuanto más se la use, más y mejor andará. “La función hace al órgano”, y un buen funcionamiento provoca una mayor recarga de energía, con todos los beneficios que conlleva.


Mito 3: El hombre nunca falla       

Este mito ha provocado más “fallos” que ninguna otra causa conocida. El hombre adulto normal suele tener una insuficiencia eréctil cada 5 ó 6 intentos de coito. Quien dice que nunca ha fallado, miente. Una simple preocupación o una distracción en el momento de máxima tensión son suficientes para provocar la pérdida del mecanismo productor de la erección.


Mito 4: El deseo y la potencia sexual disminuyen notoriamente después de los 40-45 años

Esta creencia no tiene el más mínimo fundamento científico. La capacidad de tener erecciones, mientras el sistema nervioso central y el resto del organismo estén sanos, se mantiene (con ligeras variaciones lógicas) toda la vida.

Lo que sí es evidente, es que los estímulos necesarios para producir una erección a los 20 años, no serán los mismos -ni en cantidad ni en calidad- que a los 50. Pero los hombres de esta edad desean tener una sexualidad (y los nervios, la piel y las arterias) de un muchacho treinta años menor y, como esto es imposible, creen que están acabados y que han llegado a la edad senil. Para muchos, será sorprendente saber que una gran cantidad de ancianos, adecuando su desempeño a su edad, tienen una vida sexual saludable y feliz.


Mito 5: El alcohol es un estimulante sexual 

Primero, debemos recordar la notable acción depresora y fuertemente inhibitoria que ejerce el alcohol sobre el sistema nervioso. Además, retarda todos los reflejos y dilata los vasos sanguíneos. La inhibición de los reflejos dificulta la erección, de ninguna manera la facilita. A largo plazo, la inhibición de la erección tiende a instalarse, porque el alcohol lesiona el hígado, donde se metaboliza la testosterona. En los alcohólicos crónicos, hay una evidente disminución de esta hormona, esencial para el mecanismo de la erección.

Sin embargo, para algunas personas tímidas o que padecen sentimientos de culpa, el alcohol funciona –en los primeros momentos- como un tranquilizante, algo que desinhibe y que permite un mayor acercamiento relajado de las personas. De allí  la fama de afrodisíaco que ha ganado. Lo que desconocen (o no desean saber) quienes lo consumen es la acción depresora posterior y (a largo plazo y por el uso continuado), el efecto nocivo sobre la salud en general y la sexualidad en particular.



Juan Carlos Kusnetzoff es sexólogo, autor de “El hombre sexualmente feliz. Del mito a la verdad científica”, de Editorial Granica.
 ::Clarín 

martes, 27 de agosto de 2013

La eyaculación precoz


La eyaculación precoz es el nombre que se da a la eyaculación que se produce anticipadamente durante el coito. Aun cuando no hay mucha información científica acerca de la duración ideal de una relación sexual, se habla de eyaculación precoz cuando ésta ocurre antes o inmediatamente después de la penetración, de hecho se produce antes de lo que desearía el individuo y su pareja. 

Foto: Diario Z


La característica fundamental de la eyaculación precoz es que el hombre carece de un control voluntario adecuado sobre su eyaculación, con el resultado de que llega al clímax antes de tiempo. En la mayoría de los casos es una fuente de frustración y aflicción, y puede a veces afectar no sólo la vida sexual de la pareja, sino todos los otros aspectos de la relación.

Los hombres que no padecen esta disfunción ejercen el control de su eyaculación de manera natural, relajados, y esto les permite sentir intenso placer. Los afectados, en cambio, luchan interiormente para resistirse a la eyaculación con enorme esfuerzo, y por eso se tensan y no disfrutan.

Las causas son muchas

Las causas son muchas, estas pueden tener un origen psicológico, físico, relacionada a la edad del individuo o su experiencia sexual, etc.

Este trastorno se da con más frecuencia en adolescentes, adultos jóvenes o sexualmente inexpertos y puede intensificarse si existe el sentimiento de que la relación sexual es pecaminosa. 
El miedo asociado a los desconocido o a la posibilidad ser descubiertos o vistos, miedo a provocar un embarazo o a contraer una enfermedad de transmisión sexual, así como la ansiedad acerca de la capacidad para realizar la relación pueden ser factores contribuyentes. 
En otros casos es simplemente que no han aprendido a controlar sus cuerpos adecuadamente al momento de la excitación sexual.

Generalmente este problema no ocurre en el seno de parejas que se conocen bien, cuyos miembros sienten comodidad entre sí y mantienen un buen vínculo sexual.

Cuando la causa de la eyaculación precoz es psicológica, el afectado suele tener una ansiedad desmedida o una condición psicológica grave como el ser obsesivos-compulsivos. A menudo está tan preocupado por satisfacer a la mujer y por su desempeño en la cama que no entra en contacto con sus sentimientos ni con su cuerpo. 
Se puede identificar a este tipo de persona por sus conductas: suele ser una persona que come muy rápido, que es muy ansiosa, a quien le transpiran las manos y que no sabe darse tiempo para nada.

Esta ansiedad puede conducirlo a un círculo vicioso de miedo al fracaso, al propio fracaso y mayor ansiedad. Las conductas defensivas que este problema dispara en los hombres cuya autoestima no es suficientemente sólida puede llegar a ser más perjudicial para sus relaciones con las mujeres que la propia afección.

Entre otras de las razones detrás de la inhabilidad de durar se encuentran los hombres que eyaculan demasiado rápido debido a un reflejo innato o una predisposición innata del sistema nervioso. 
A veces también puede ser un efecto secundario de algún medicamento -aunque sean pastillas para el resfrío.
El stress al momento del sexo, o con una relación también puede hacer que un hombre llegue al clímax demasiado rápido. 
También, en muchos casos la eyaculación precoz es causada por algún otro padecimiento o problema físico, como una infección de la próstata o del tracto urinario.

En general, el examen físico no revela usualmente anormalidades que se puedan asociar con el trastorno. La entrevista con la persona o la pareja puede resultar una mejor fuente de información.

El orgasmo masculino

El orgasmo del hombre consta de dos fases: la emisión y la eyaculación. La emisión es una breve contracción de los músculos de los órganos reproductores masculinos, que expulsan el semen almacenado en las vesículas seminales y lo conducen hasta un pequeño depósito en la base del pene. 
Una vez allí, el semen está listo para ser expulsado; entonces el hombre percibe una sensación interna particular conocida como "inevitabilidad eyaculatoria", que es la señal de que el mecanismo de descarga ya se ha disparado y no puede detenerse. La emisión va seguida de la eyaculación.

La eyaculación, al igual que otras funciones del cuerpo como la orina, el habla o la motricidad, se encuentra normalmente bajo control voluntario.
Como no se nace sabiendo controlar ninguna de estas funciones, el tratamiento más frecuente para la eyaculación precoz apunta a enseñar a percibir el instante de la inevitabilidad eyaculatoria y poder controlarla.

Millones de hombres sufren de este problema tan común, pero son pocos los que lo admiten. En la actualidad, la eyaculación precoz es el problema sexual masculino más común. Un hombre experimenta el problema de eyaculación precoz al menos una vez en su vida. A pesar de la frecuencia con la que ocurre, el problema es relativamente ignorado, especialmente en comparación con la disfunción eréctil (DE), que ha sido ampliamente investigada y discutida.

Afortunadamente últimamente se le ha dado más importancia y se han realizado investigaciones recientes al respecto, y se ha descubierto que se puede hacer mucho para ayudar a los hombres que tienen este problema a mejorar su vida sexual mediante tratamiento psicológico y médico.

Solucionando el problema

Es muy importante que el tema se maneje con un profesional, quien podrá explicarles por qué ocurre la eyaculación precoz, darles tranquilidad y aportarles técnicas útiles. Si existen factores de pareja o psicológicos relevantes se aconseja una consulta psicológica.

Afortunadamente, los tratamiento para eyaculación precoz han mejorado ampliamente en los últimos años. Antes sólo se contaba con técnicas de conducta, es decir métodos físicos como la técnica de "apretar" -que consiste en que la pareja aprieta la punta del pene cuando el hombre está a punto de tener un orgasmo- que tiene poca efectividad. Otro es el método de parar y volver a empezar, que tiene mejores resultados si se combina con otras técnicas y medicamentos.

Cuando la causa es un problema físico, puede ser solucionado rápidamente.
Muchas veces la eyaculación precoz es causada por algún otro padecimiento.
Pacientes con problemas de eyaculación precoz terminaron sus problemas al recibir tratamiento médico para curar sus infecciones de próstata.
Otros médicos resuelven el problema con antidepresivos, ya que uno de los efectos secundarios de estos medicamentos es balancear el problema: en algunos casos pueden bloquear la eyaculación. 
Un hombre puede tomar un antidepresivo 12 horas antes de tener relaciones sexuales. Ni siquiera tiene que tomarlo continuamente. sin embargo, este tratamiento no da resultado en todos los casos.

Si un antidepresivo no funciona, existen otros métodos. Los preservativos pueden ayudar, ya que aminoran la sensibilidad. También se puede usar gel de lidocaína, un anestésico local que se vende bajo prescripción médica, para anestesiar la piel del pene, pero también puede anestesiar a la pareja y acabar con la emoción del momento.

Si un hombre se concentra demasiado en las reacciones de su pareja -por ende ignorando las suyas propias- se recomienda entrenarse en estar consciente de su sensualidad, para mantenerse en control de su excitación y durar más. Olvídate del viejo método de "pensar en fútbol", esto funciona mejor.

Una pareja comprensiva también puede aminorar el trauma, ya que pensar en un episodio anterior de sexo demasiado rápido puede causarle ansiedad al hombre otra vez, creando un círculo vicioso.
La forma de hacerlo sentir mejor es no darle mucha importancia, y tratarlo con ternura.
El lo agradecerá.

Nexo Asociación Civil

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